
TESTIMONIO: VIRGINIA, UNA VIDA DE MÚSICA
Muchas veces la música se convierte en una pasión, una forma de vida.
Este es el caso de Virginia, una mamá con la que pronto tendremos la oportunidad de hablar largo y tendido, y que nos aporta con sus propias palabras, un avance de su preciosa y musical historia:
En casa somos músicos, violinista (papá) y cellista (mamá), además de director de orquesta y musicóloga. Por eso, los dos embarazos, podríamos decir que han estado marcados por la música.
Durante el primer embarazo, en el año 2021, podíamos observar cómo el bebé comenzaba a reaccionar a estímulos mediante la música. Por ejemplo, cuando el papá estudiaba violín en casa, se movía rápidamente, o cuando “íbamos” al trabajo y escuchaba al resto de niños tocar instrumentos notaba cómo pasaba de activarse completamente dando pequeños saltitos en la tripita hasta conseguir quedarse tranquilo.
Sentía, como, de alguna manera, para el bebé era un aprendizaje diario de aprender sonidos y poderlos hacer suyos a la hora de reconocerlos. Lo mismo ocurría cuando íbamos a conciertos. Hoy en día tiene casi dos añitos y es un niño que necesita la música en su día a día como medio de expresión, tanto para divertirse, como para tranquilizarse. Es su territorio seguro; casa.
En este segundo embarazo, estoy ahora mismo de veinticuatro semanas, casi veinticinco, pude notar como de ser un bebé muchísimo más tranquilo, al que prácticamente no notaba, pasó a moverse en cada movimiento durante el Concierto para piano y orquesta nº 3, op. 30 de S. Rachmaninoff en el Auditorio Nacional. Esto para mí fue una alegría inmensa, puesto que estaba muy preocupada por notarlo tan poco. A partir de aquí noté cómo sus movimientos diarios fueron aumentando y mi tranquilidad también.
Cuando escuchamos música compartimos ese momento ambos pudiendo sincronizarnos.
Además de todo esto experimentado en ambos embarazos, la música ha sido mi medio de expresión en ambas gestaciones, tanto en lo positivo como en lo negativo. Al escuchar música soy capaz de concretar con mi cuerpo y con mi bebé mucho más fácil. Incluso en momentos negativos, me hace ver destellos de luz.
Finalmente, quería comentar que durante mi parto, concretamente en la dilatación, necesité la música para que me diera fuerza y me sintiera que podía enfrentarme a ello. Para mí, fue un chute de energía y tranquilidad.
Pude comprender, de nuevo, que con la música jamás estaría sola.

